sábado, 20 de enero de 2007

Teresa Barbero: GABRIEL MIRÓ (LAS MUJERES EN SUS OBRAS)


GABRIEL MIRÓ (LAS MUJERES EN SUS OBRAS)

Por Teresa Barbero (*)

En los años en que Gabriel Miró escribe sus obras, los cambios sociales de España son de tal envergadura que, una serie de acontecimientos que venían fraguándose con cierta lentitud, se precipitaron en su desenlace por el empuje de dos guerras mundiales y una guerra civil. Uno de los cambios sociales que crearon nuevas formas en la vida cotidiana fue el reconocimiento de un nuevo feminismo que trataba de romper los lazos titánicos, familiares y sociales, con los que la mujer había sido siempre avasallada por el hombre. Estas presiones, que asfixiaban su personalidad, comenzaron a relajarse a ojos vistas y se atisbó una posibilidad bien merecida de emancipación.


Gabriel Miró, alma privilegiada y sensible, con una visión avanzadísima con respecto a la mayor parte de sus contemporáneos, ve más allá de la problemática de este mundo hipócrita que rodea a la mujer y en donde la mayoría de las veces es víctima propiciatoria, y rompe una lanza a su favor poniendo ante los ojos de los lectores unas estampas diáfanas llenas de verosimilitud sobre la tiranía a la que las mujeres de todas las clases sociales se hallaban sometidas en el medio ambiente de las ciudades y de las aldeas. Ningún otro escritor de su época ha alcanzado un grado tal de conocimiento respecto a los sentimientos femeninos. No se le oculta el más mínimo desasosiego, la más escondida pasión y, al describirla, lo hace con la facilidad que el dominio del idioma le presta y con la que brota de un corazón dispuesto siempre a la compasión por el penar ajeno.


De una manera o de otra la obra mironiana está influida profundamente por el contacto de las mujeres que rodearon su vida. Resalto un hecho muy significativo: cuando Gabriel Miró se traslada a vivir a Madrid para trabajar en el llamado entonces Ministerio de Fomento, la casa en la que habita de la calle Rodríguez San Pedro es compartida con cuatro mujeres: su madre, su esposa y sus dos hijas. Y él se siente profundamente feliz. Muchas veces he pensado en ese ambiente familiar que enmarcaba la vida del escritor: mujeres hermosas, de gran finura, rodeando con amoroso cuido de este escritor. A su alrededor todo sería (y utilizo sus palabras) ‘fragancia, aleteos, tentaciones de mujeres y candores de niña’.

Para llegar a la creación de personajes femeninos como Paulina de ‘El obispo leproso’, Luisa de ‘La paloma rota’, Elena de ‘Niño y grande’, etc., verdaderos prototipos de las virtudes y de los vicios de la mujer, un escritor ha de unir a su talento natural y a la facilidad de su narrativa un profundo conocimiento de la sensibilidad femenina.

El prototipo de estas mujeres es Paulina; con ella crea una imagen que conjunta toda la belleza física y espiritual de la mujer española que, sometida a las rigideces de la religión y a los prejuicios sociales, ha de apagar tales virtudes en aras de una mal entendida moral. La angostura de sentimientos en su entorno no puede, sin embargo, secar la fuente de sus virtudes, pero estas han de manar escondidas que ni los ojos más celosos puedan mirarse en ellas. El entorno social es su cárcel, de la que no quiere ni puede evadirse. Toda amor, da cuanto posee sin solicitar nada a cambio y el esbozo de su amor platónico con un hombre al que niega hasta las miradas, no produce sombra alguna en la delicadeza y la pureza de su alma.

A través de muchas de las figuras femeninas de Miró se repite el ‘leit-motiv’ del adulterio espiritual. Es como el contrapunto de la virtud de la castidad, el aliento del pecado en un alma pura, la pincelada de color en un paisaje de grises.

Algunas de las mujeres mironianas llevan en sí el germen de pecado que, sin embargo, nunca llegan a exteriorizar ante el temor de provocar la injuria de los demás: Beatriz señorial, Loriz lujuriosa, ¡con su propio esposo! (y éste es también un amor que, increíblemente, ofende a los puritanos) ‘La princesita’ que prefiere ahogar su amor juvenil antes dee exponerse al menosprecio de su primo, etc.

Los prejuicios las devoran. Luisa, en ‘La palma rota’ no solo adapta su vida al medio ambiente provinciano que limita sus reacciones, sino que hace suyas las falsedades que sus conciudadanos le presentan. Tiene siete años más que el hombre al que ama, por lo tanto no debe amarle… Prefiere pues la infidelidad de ambos amantes a romper con estúpido prejuicio social.

En sus primeros amores, Antón, el muchachito de ‘Niño y grande’ entremezcla la amada con la madre en un inconsciente complejo de Edipo: ‘Mi vida es forjada en la lumbre suya, en la claridad del cielo, de mi madre y de Elena’; inclusive cuando le llega su primer amor carnal, doña francisca es una matrona añorante del hijo que jamás tuvo.

En el momento de su muerte, Miró accede a recibir a un confesor sólo por no hacer sufrir a su esposa: ‘Si es que ello os ha de causar pena a ti o a nuestras hijas… que venga el hombre’.


Teresa Barbero es escritora


(DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’, Nº 3, MAYO DE 1994, PÁGINAS 42-43)

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(*)Teresa Barbero, nació en Avila. Es maestra y documentalista. Como poeta y narradora tiene una amplia obra publicada y ha conseguido con ello numerosos premios.También ha publicado dos libros de ensayo sobre Gabriel Miró. Entre sus obras principales destacan "Muchacha en el exilio" , "Una manera de vivir" , " El último verano en el espejo" , " Un tiempo irremediablemente falso" , "Gabriel Miró" , " Las figuras femeninas en la obra de Gabriel Miró" , " La larga noche de un aniversario" , " Y no serás juzgado" , " En las manos de Albertina" , "Reencuentro" , "Presencia Ajena" , " El delito secreto" , " Ciudad de ceniza" , " Un lugar en la memoria" , " Al final del laberinto".

Algunos de sus últimos libros publicados son :

La casa deshabitada
Este maravilloso libro de poesía ha sido su última obra publicada. "La casa deshabitada, la casa vacía es como un barco que esta a punto de naufragar en el mar del tiempo.Por eso todo cuanto en ella habita (muebles, libros, discos, cortinas, retratos ,etc.) se aferran a la vida desesperadamente".
Publicado en 1997
En este libró se publicó el poema titulado 'Confesión´

Aún queda la esperanza

Publicada por Ediciones Libertarias/Produfi, "Aún queda la esperanza" recopila las narraciones cortas publicadas (y muchas de ellas premiadas) en revistas y periódicos. Su vocación poética está reflejada en la emotividad de estos relatos.
Publicado en 1996

Al final del laberinto

Esta es la séptima novela de una autora que ha obtenido el Premio Sésamo y el Premio Asturias,además de haber sido finalista del Premio Nadal. Basándose en un hecho real debidamente distorsionado, ampliado e imaginado, pero siempre desde la perspectiva de una latente realidad: el problema de la droga y todo el entramado que alrededor de ella vicia y contamina la convivencia.
Publicado en 1995

Un lugar en la memoria

En "un lugar de la menoría" , finalista del Premio San Juan de la Cruz, habla de las largas ausencias, del amor del desamor, de la amistad y del abandono. Está dedicado "A todos aquellos amigos que ya no están junto a mi".
Publicado en 1995


Edades del Hombre (Ben Adamá): pequeña presentación


Por Jacobo Israel Garzón(*)

Esta traducción (que podéis leer más abajo) castellana del poema moral hebreo, Ben Adamá, es obra del notable erudito José Benoliel. Fue publicada por única vez en Lisboa, en 1915, en el 'Almanach Israelita para o anno 5676' (publicado por Samual H. Mucznik)

El poema, cuyo autor es desconocido -hay quien piensa que pudiera ser Ben Gabirol- es del siglo XI o XII, y figura en los rituales sefardíes de Yon Kipur.

José Benoliel (Tanger 1858-1937) vivió durante muchos años en Lisboa, donde fue profesor de idiomas, y colaboró con Menéndez Pidal en la recogida del romancero hispano-marroquí.

J. I. Garzón

APARECIDO EN 'CAMINAR CONOCIENDO', Nº 3 (MAYO DE 1993) EN LA PÁGINA 40

(*)JACOBO ISRAEL GARZÓN es Presidente de la Federación de Comunidades Israelitas de España y Presidente de la Comunidad Judía de Madrid

¿Ben Gabirol?: EDADES DEL HOMBRE

Tenga el hombre presente que ha venido
del polvo, como cuanta vida encierra;
que al fin en tierra es convertido
todo aquello que viene de la tierra.

¡Vive y prospera! dicen al infante
que el primer lustro alcanza, ya entre risas
creciendo, como crece el rutilante
sol matutino entre olorosas brisas.

Ya plácido durmiendo en dulce sueño
sobre el túrgido pecho de su madre;
ya travieso, llorando, o ya risueño,
caballero en el cuello de su padre.

Al yugo abrumador de la doctrina
¿por qué obligar al niño de diez años?
De prisa, ¡ay!, bien deprisa la mohina
ciencia vendrá del mundo y sus engaños.

Habladle con cariño y con dulzura,
que amor con el castigo reconcilia;
pues solo hay en el mundo una ventura:
la que el niño disfruta en su familia.

¡Qué días de deleite y de poesía
los del joven, que veinte primaveras
hacen ágil de cuerpo y fantasía
más que el corzo que salta en las praderas!

Ni a consejos atiende de censores,
ni le prenden razones en sus lazos;
cadenas, solo encuentra, aunque de flores,
de casta virgen en los tiernos brazos.

A los treinta en las redes cae luego,
que femeninas manos le han armado:
pues mientras todo le parece un juego,
se ve, sin saber cómo, ya casado.

Casado y maniatado, sin apresto,
cual a lluvia de flechas, día a día,
a caprichos y gustos se halla expuesto
de la esposa y los hijos a porfía.

Activo y resignado, a los cuarenta,
firme en su puesto, humilde en sus deseos,
bien o mal, con su suerte se contenta,
ilusiones dejando y devaneos.

A los cincuenta, con pesar profundo,
volviendo hacia el pasado tristes ojos,
no encuentra en los encantos de este mundo
sino quimeras, lágrimas y enojos.

Que os diga el que a sesenta inviernos llega,
como en hielo se mudan sus ardores,
como su sangre a circular se niega,
como achaques le cercan y dolores.

Mezquino es cuanto engendra y miserable,
ni rama ni raíz echan sus obras;
de la vida en la lid incontrastable
auxilio no le dan, sino zozobras.

Si sus años dilata hasta setenta,
ni oído es su dictamen ni acatado;
es para amigos carga violenta,
para si mismo y para su cayado.

Sin memoria, sin ojos y sin dientes
quien a ochenta arrastró su pobre vida,
escarnio es de vecinos y parientes,
su vino es de hiel, ponzoña es su comida.

¿Y después? ¡Ay! la vida ya no es vida,
la luz del sol se muda en noche oscura,
y aunque el triste entre vivos aun resida,
ya abierta ve a sus pies la sepultura.

..............................................................

¡Feliz del que, sin quejas ni protestos,
haciendo el bien, pasó, como extranjero,
por este mundo, con los ojos puestos
en el otro más alto y verdadero!

viernes, 19 de enero de 2007

Clas Zilliacus: EDITH SÖDERGRAN


EDITH SÖDERGRAN

Que mi obra es poesía
Nadie puede negarlo.
Que sea verso, yo no lo afirmaría
E. Södergran

Por Clas Zilliacus

¿Cómo se puede presentar a Edith Södergran a gente que no conoce su poesía, pero sabe lo que es poesía? Así es como lo intenta un miembro de la Academia sueca, Gumar Ekelof, a un colega suyo, el poeta inglés W. H. Auden: Es una gran poetisa lírica… Una joven sueca de la diáspora valerosa y amorosa… Lástima que está oculta a los ojos del mundo… aún cuando su lenguaje tenga el aire de un viejo dialéctico eolio’.

Esta alusión al eolio puede hacer referencia a lo arcaico en el lenguaje en el escribe E. Södergran. Pero recordemos que Eolia tenía una gran tradición de literatura femenina: la legendario Safo. E. Södergran era también legendaria y el mundo ha entrado en contacto con su poesía.

La obra de Edith Södergran ha sido traducida a numerosos idiomas y el año de su centenario (1992) tres traducciones al español.

La reafirmación de Södergran como poetisa puede parecer tardía, pero hay dos grupos de gente que nunca han dejado de leerla: el primero son los poetas, impresionados por el valor con que creó su propia poesía; el segundo son mujeres, no poetisas, impresionadas por sus bellísimos poemas que proclaman grandes palabras como ‘estrellas, ‘felicidad, ‘rosas, que en el frío norte pocos se atreven a mencionar.

El feminismo ha encontrado en Edith Södergran un cantar de cantares. Ella misma escribió: mi aplomo se debe a que he descubierto mis propias dimensiones. No tengo por qué hacerme menos de lo que realmente soy’.

Hace 100 años que nació Edth Södergran y 66 que publicó en primer libro. Se titulo Poemas’ y fue el nacimiento del expresionismo nórdico. Södergran fue, también, figura clave del modernismo nórdico, que trató de liberarse de la rima, frente al modernismo de Rubén Darío.

Se ha dicho que fue una Kandinski poética’, que cortó repentinamente con los ensoñadores estados de ánimo de fin de siglo y ascendió con su fuerza musical y su color. Fue brutal y sorprendente. Siguió el planteamiento de los ‘imagistes de la poesía anglonorteamericana: ritmos libres, libertad temática y estructura abierta.

Sus padres eran finosuecos atraídos por el trabajo a San Petersburgo, donde trabajaba como técnico. Edith Södergran ingresó en un elegante colegio alemán, donde escribió en ese idioma, 200 poemas de adolescencia con rima y metro. Los demás los escribió en francés, ruso y sueco, aunque sigue influida por el ‘jugend alemán o acompañamiento sonoro.

Durante su vida convivió con la enfermedad de la tuberculosis, causa de las muerte de su padre en 1907. Igualmente enferma su hija, con lo que viaja constantemente buscando aire puro y cumbres alpinas: Finlandia, Suiza… Estas imágeens son anuncio de futuros paisajes líricos espirituales.

Con la Revolución de Octubre madre e hija, se vieron en la pobreza. Edith murió de tuberculosis en 1923.
La poesía de Edih Södergran no es el diario de una enferma, sino una forma de salir de la enfermedad: poemas contra la debilidad y la muerte, hasta que aceptó su fin. En el comienzo de esta aceptación surge su poema ‘Nada, donde busca consuelo con el hecho de que todos los labios cobran frescor con el tiempo’.

Influida por el elitismo nietzcheano, la antropología steineriana y Cristo en la lucha con la muerte y hacerla inofensiva.

Su huída de la vida y su refugio en la poesía hace difícil captar la renovación formal de su lírica. Edith Södergran creó un nuevo lenguaje, un metalenguaje: palabras cromáticas que hacen referencia al color, no del espectro, sino del mundo interior.

Se han publicado 5 libros de poesía, el último póstumo. Se escriben novelas y obras de teatro sobre E. Södergran y musicalizan sus poemas (Mª de Mar Bonet en España), se hacen discos y se emiten sellos de correo, se hacen tesis doctorales, se estudia su poesía. Interesa internacionalmente.

Con las traducciones a múltiples idiomas, ver cosas nuevas en su lenguaje es más fácil: cambiar de idioma es una forma de ver claro de nuevo.

(Resumen realizado por Amparo Moreno Blasco de la reseña ‘Clas Zilliacus: Edith Södergran; Madrid 8-10-1992’; reseña traducida por Jesús Pardo y enviada a la revista ‘Caminar conociendo’ por la Embajada de Finlandia)



Tomado de la revista ‘Caminar Conociendo’ nº 3, mayo de 1994, págs. 41-42. Revista ésta de la Junta de la Biblioteca Pública Municipal de Las Navas del Marqués (Ávila)





miércoles, 17 de enero de 2007

Aantonio Escudero y Joaquín Lledó: Manifiesto Hiperbóreo


MANIFIESTO HIPERBÓREO

Por Antonio José Escudero Ríos y Joaquín Lledó

(In memorian de Eloy Pérez Caricol, amigo e hiperbóreo, a quien, agradecidos y votivos, dedicamos este recuerdo en póstumo homenaje. Que le tierra te sea leve)

Y recoge hasta que el tiempo y los tiempos acaben las plateadas manzanas de la luna, las doradas manzanas del sol
W. B. Yeats


Somos burlones, socarrones; maliciosos, mas solo en ‘eso’ de las mozas y la fuente, pues en el resto somos buenos compañeros que apreciamos el zumo de la viña y tenemos nuestra más preciosa holganza en platicar en la academia de Baco.

Epicúreos, es nuestra distracción de botánicos ocupados en recordar raras etimologías la que nos impide gozar en plenitud de lo bucólico.

Pero no hay que creernos orgullosos y presuntuosos. Basta una insinuación del aroma de la más sencilla de las flores para hacernos acudir inmediatamente a la cita en el paisaje. De nosotros no podrá decirse aquello que de Narciso dijo Ovidio en sus ‘Metamorfosis’: ‘… huyó implacable y la ninfa, menospreciada, se refugió en lo más solitario…’.

Nosotros estamos desarraigados de soledad, que es apetencia que tiene lo único en la razón de su malcrianza. Nosotros, siendo muchos, aunque estemos a veces absortos o aparentemente perdidos en íntimas delatan claramente nuestro origen: evidentemente somos de la misma raza que las rupestres zarzas. En realidad, del ser, solo sabemos lo que decían los presocráticos y un poco lo que cuentan entre las breñas de estas Navas que dicen del Marqués aquellos que tiene tratos con Agustín (*), el del burro Rafael. Pero lo que si tenemos claro es que, siendo como ya dijimos, por velludos naturales, también somos pueblo por nuestro afincamiento en el burgo. Y, siendo naturaleza y pueblo, somos en número indeterminado, algunos entre uno y ciento. Y es por ello que repartir la mas simple de las cosas –sean estas panes o peces- siempre nos produce restos irracionales.

Y ya nadie se sorprende de vernos en los prados sin retozar, con siringas y zampoñas abandonadas, golpeándonos los dedos con aire de calcular. Ya nadie se sorprende. Todos saben que nos hicimos pitagóricos por esto de la contabilidad. Y que chupando la punta del lápiz, buscamos la extrema y media que, siendo justa ecuanimidad y muy sabia proporción, es madre del número áureo.

Pero los que son maliciosos niegan que nuestra voluntad de traer a este perro mundo la luz de la igualdad sea verdadera. Ellos dicen que no es porque seamos altruistas sino porque tenemos las habas contadas que nos entregamos al álgebra y al ábaco, intentando comprar a precio de cateto lo que está valorado como hipotenusa. Y también dicen esos maledicentes que si pretendemos duplicar el cubo y hacer del círculo un cuadrado es sólo por no tener que hacer frente al almojarife y a las alcabalas. Y es que es esta fraga de columnias la que no nos hace llorar lágrimas gordas como cuentas de ámbar mientras, con nuestro vellocino al hombro, vadeamos el Eridanus huyendo del montazgo.

Por supuesto es mentira que escurramos el bulto, o que, a base de pajas, pretendamos acabar con los granos. Simplemente somos hiperbóreos y nos encaramamos a la atalaya del Eiffel. Abrazados a su esqueleto metálico contemplamos la bóveda del cielo y meditamos sobre los conjuntos y los ángulos que forman las estrellas girando alrededor de aquella que no quiere girar. Y todos aquellos que no tengan todavía el corazón definitivamente endurecido por los falsos rumores podrán oírnos salmodiar en la nocturna calma nuestras oraciones: ‘¿Qué te pasa Estrella Polar’, ‘¿Por qué estás ahí fija?’, ‘¿Qué certeza te tiene presa?’, ‘¿Qué fe, qué dogma es el que te impide mudar?’.

Y si, siendo muchos e indeterminados, a una sola estrella –y no a muchas o a pocas cosas- nos ponemos a rezar, es porque es su brillo clavado en el eje de los cielos el que nosotros mezclamos con el resplandor de la aurora boreal para fabricar un color entre azul y rosado que guardamos para nuestra longevidad, pues consideramos que esta aleación es bien fijo cuyo valor no puede mudar. Y, todos estaréis de acuerdo, en estos tiempos que corren, razones hay para poner a asegurar. Pues hace muy poco dos que eran mas o menos de los nuestros en un río se quisieron mirar y no pudieron hacerlo porque, al tener este dos orillas, no se lograban hallar. Por eso nosotros, firmes estamos en nuestra devoción a aquella que, única cosa fija en los mudables cielos, nos indica el camino hacia el reino Hiperbóreo en el que el número indeterminado de nosotros está gozando ya la común inmortalidad.

Antonio José Escudero Ríos y Joaquín Lledó
Barrio de la Estación (Las Navas del Marqués) 25 de febrero de 1994/5754

(*) Se refieren al profesor Agustín García Calvo. Ver en ‘Caminar conociendo’ nº 2 el artículo ‘El burro del maestro’.

APARECIDO EN ‘CAMINAR CONOCIENDO’, Nº 3, PAGS. 46-47. MAYO DE 1994

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Hiperbóreo


Wikipedia. La Enciclopedia libre


En la mitología griega se denominaban Hiperbóreos a unos pueblos que habitaban en las tierras septentrionales aún desconocidas, al norte de Tracia. Su nombre (más allá de Bóreas) deriva precisamente de que se creía que el dios-viento Bóreas habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo harían más al norte de este reino, en el país de Hiperbórea. Se les atribuían costumbres primitivas: Sileno, en una de sus fábulas, decía que fueron los primeros hombres en ser visitados por los habitantes de otro continente más allá del océano que, asustados por lo que se encontraron, regresaron a su país y no volvieron más.


martes, 16 de enero de 2007

PANORAMA DE LA LITERATURA DANESA


TÍTULO: PANORAMA DE LA LITERATURA DANESA

AUTORES: F.J. BILLESKOV y UFFE HARDER

EDICIONES TURNER

DONADO POR LA EMBAJADA DE DINAMARCA


800 años de literatura danesa se han metido en este libro: Edad Media (baladas), Renacimiento (N. Esteno y L. Christina), el siglo XVIII (Holberg), la Edad de Oro (Andersen y Kierkegard) siguiendo a continuación el crítico Brandes, el impresionista H. Bang, los ganadores del Nobel Pontoppidan y Jensen, el novelista pisicológico Jacobren, el escritor proletario Andersen Neto y el cura dramaturgo Muuk. El texto más largo corresponde a la escritora Karen Blixen (Isaak Dinesen) famosa por sus 'Memorias de Africa' que han sido llevadas al cine.

Muchos más escritores figuran en esta panorámica. Termina el libro con literatura danesa contemporánea incluyendo a K. Rifbjerg como autor principal.

Siendo F. J. Billeskov, que seleccionó los textos e hizo las introducciones, profesor de la Universidad de Copenhague; y Uffe Harder, supervisor de la introducción española, un estimable poeta y traductor al danes de la literatura española.


(Tomado de la página 50 del nº 3 de la revista titulada 'Caminar conociendo'. Mayo de 1994)

FERNANDO QUIÑONES: FOTOS DE CARNE


TÍTULO: FOTOS DE CARNE

AUTOR: FERNANDO QUIÑONES

SÍLEX. LITERATURA


Libro de memorias y semblanzas en cuyo centro justo como un toro brindando desde los medios, trae Antonio Gala un retrato de retratista.



Es indudable le pertenencia al género narrativo, como al autobiográfico, de estas 50 semblanzas. Mejor dicho, 51 con la que Antonio Gala escribe del autor en su original interludio. La promiscuidad de los personajes, de Rafael 'El Gallo' y Ilya Ehremburg o a Hemengway, y de Rubinstein a 'Caracol' o Picasso, corre parejas con su interés literario y humano. Publicadas a lo largo de un año en 'El Independiente', estas fotos literarias quieren ser de carne (y no de carnet) por lo vivas, al hilo de la prosa del narrador y poeta gaditano que, con esta pasarela de famosos a los que pudo conocer, ofrece muchas escenas de su propia y movida biografía juvenil.



De la biografía del escritor y colaborador de 'Caminar conociendo', Fernando Quiñones, habrá que decir que en los años sesenta se pasó muy buenos veranos en el centro de Las Navas, 'no en las ducales', como él nos dice.


IDEM EN 'CAMINAR CONOCIENDO' PAG. 50 DEL Nº 3

Gloria García: VERSOS EN LA COCINA

TITULO: VERSOS EN AL COCINA
Autora: Gloria García
Ediciones T.S. J. (Libros del Jacarandá)
Donado por la autora

Libro original si los hay, compuesto por 37 poemas que son en realidad 31 platos y 6 postres. El diseño del libro es sencillo: en cada poema la autora pone debajo del título los ingredientes y después en verso desarrolla el plato. El libro se lee con gusto, como si estuviéramos probando el guiso. Para muestra, un botón de níscalos: 'Níscalos al horno con vino seco '

Lavadas estas setas
y cortados sus rabos
en una ancha cazuela
con aceite, y de barro,
póngase un macerado
de los dientes de ajo,
perejil, la cebolla,
y también vino blanco.
Una vez en el horno,
después de ocho minutos,
se le añade otro poco
de ese vino, a su gusto.
Pero al cuarto de hora
de fuego moderado,
sáquelo sin demora.
Que no queden salados.

(En nº 3, página 50 de la revista 'caminar conociendo')

LA MUSICA OCULTA

TÍTULO: LA MÚSICA OCULTA
Autor: Östen Sjöstrand
Ediciones EL TUCAN
Donado por la Embajada de Suecia

Es este libro una antología del poeta sueco Östen Sjöstrand que Homero Aridjis y P. Zekeli seleccionan y traducen.


Presentada por la editorial mexicana en su colección 'Los Bífidos' que dirige V.M. Mendiola, es una edición bilingüe. Miembro de la Academia Sueca, Sjöstrand es un poeta difícil con puntos de contacto con Rilke, Valery, Eliot y menos de Montale.

Que su poesía es cada vez más apreciada se refleja en el aumento de sus traducciones a diferentes idiomas.


(en 'caminar conociendo' pag. 50)

TOMÁS MANN Y DON QUIJOTE

TITULO: TOMÁS MANN Y DON QUIJOTE
AUTOR: ERWIN KOPPEN
GEDISA EDITORIAL
DONADO POR LA EMBAJADA DE ALEMANIA

ERWIN KOPPEN, CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE BONN, ANALIZA EN ESTE LIBRO PUBLICADO EN 1990, DESDE LA PERPECTIVA DE LA LITERATURA COMPARADA, DIVERSOS TEMAS DE LA HISTORIA Y LA ACTUALIDAD LITERARIAS TALES COMO LA VIGENCIA DE BENEDETTO CROCE EN ALEMANIA, LAS RELACIONES ENTRE FOTOGRAFÍA Y LITERATURA, Y LA IMPORTANCIA DE ITALIA Y ESPAÑA EN LA OBRA DE TOMAS MANN.

(en 'caminar conociendo' pag. 50)

Reseñando El Kalevala

TITULO: El Kalevala
AUTOR: Elias Lönnrot
EDITORIAL: Alianza Tres
Donado por la Embajada de Finlandia

Con prólogo del insigne lingüista y colaborador nuestro, Agustín García Calvo, se acaba de reeditar, El Kalevala. Su presentación fue en marzo del pasado año en Madrid. La Embajada de Finlandia nos lo envió pocos día después. Por lo tanto, teníamos una deuda de agradecimiento con ella y, por ende, con el pueblo finlandés que es el verdadero autor de la obra.



Recopilación a partir de fuentes más auténticas, del disperso repertorio de cantos populares transmitidos por bardos de generación en generación. El Kalevala es a la vez la memoria de un pueblo, el finlandés, y una de las grandes epopeyas.



Publicado por primera vez en 1835 y reeditado en 1949 -la que se ofrece en esta redición no es otra que la QUE ya había publicado la desaparecida Editora Nacional con la única novedad del prólogo de Agustín García Calvo- resume el minucioso trabajo que, Elías Lönnrot (1802-1884), terminó en la reelaboración de las canciones y poemas para dar a luz a un poema nacional que es suma del arte creado por el pueblo a lo largo de su historia.



Baladas, leyendas, fábulas están maravillosamente imbricadas.



La traducción corresponde a Joaquín Fernández y Úrsula Ojanen que también hacen una introducción a la epopeya.


EN CAMINAR CONOCIENDO', Nº 3, PAG. 50

Joaquín Lledó: El curso de la sombra

INICIAMOS UNA NUEVA SECCIÓN CON ESTE TÍTULO EN EL QUE PERIÓDICAMENTE DAREMOS CUENTA DE LIBROS Y REVISTAS QUE VAYAN ENTRANDO EN NUESTRA BIBLIOTECA CON PREFERENCIA DONADOS O QUE HAYAN PUBLICADO LOS COLABORADORES Y AMIGOS NUESTROS.

Título: El curso de la sombra
Autor/a: Mª Paz Díez-Taboada
Premio Ciudad de Alcorcón de Poesía
Escritores del jurado: Blanca Andreu, Félix Grande, Antonio Alvarez Solís

Por Joaquín Lledo

Sin conseguir llegar nunca a olvidar totalmente, solo recordamos que en la memoria viven tinieblas sin medidas. Cada vez que nos erguimos intentando recordar (u olvidar que en definitiva viene a ser lo mismo) creamos un gnomo del que mana impetuoso ese hilillo de sombra que alimenta el acéano de las tinieblas. Y es quizás por eso por lo que en el libro de Mª Paz Díez-Taboada, 'El curso de la sombra', el sol es un octopus que se desliza por la bóveda celeste buscando el mar de finisterre, mas sin lograr otra cosa que ser devorado por las sombras en un orgiástico banquete que, en cada nuevo ocaso, tiñe el rojo lecho de negra tinta.



Pese a ello Mª Paz Díez-Taboada se afirma indómita en esa congoja que la hace trazar meridianos que son renglones de llanto, lindes de alojamiento triste de todo aquello que imaginábamos sólidamente clavado en la piedra pero que en realidad es solo arena que fluye con el correr de la sombras. De ahí a esa lidia con la memoria, esa lidia con palabras rescatadas al mar de la infancia, aprendidas de soslayo, misteriosas como aquellos raros naipes con los que, frente al gastado azogue, trazaba su imposible solitario la pálida sombra de la abuela, desaparecida hace ya mucho tiempo... pero que en realidad nunca llega a desapacer totalmente, pues es de ella, de esta abuela del relato, de donde manan esos hilos de plata que se van enredando en la negra cabellera de las tinieblas.



Y en ese asomarse al olvido, mas sin llegar nunca a alcanzarlo, la voz, al menos la auténtica voz, es decir aquella que utiliza la autora para este indómito y esencial lamento, es un fósil que duerme en las albas entrañas del opaco mármol. Mientras que allá, en lo alto, el sol es un ovillo enredado en sus propios dardos de fuego.


Joaquín Lledó es periodista, redactor jefe de la revista Album Letras Artes