sábado, 20 de enero de 2007

Teresa Barbero: GABRIEL MIRÓ (LAS MUJERES EN SUS OBRAS)


GABRIEL MIRÓ (LAS MUJERES EN SUS OBRAS)

Por Teresa Barbero (*)

En los años en que Gabriel Miró escribe sus obras, los cambios sociales de España son de tal envergadura que, una serie de acontecimientos que venían fraguándose con cierta lentitud, se precipitaron en su desenlace por el empuje de dos guerras mundiales y una guerra civil. Uno de los cambios sociales que crearon nuevas formas en la vida cotidiana fue el reconocimiento de un nuevo feminismo que trataba de romper los lazos titánicos, familiares y sociales, con los que la mujer había sido siempre avasallada por el hombre. Estas presiones, que asfixiaban su personalidad, comenzaron a relajarse a ojos vistas y se atisbó una posibilidad bien merecida de emancipación.


Gabriel Miró, alma privilegiada y sensible, con una visión avanzadísima con respecto a la mayor parte de sus contemporáneos, ve más allá de la problemática de este mundo hipócrita que rodea a la mujer y en donde la mayoría de las veces es víctima propiciatoria, y rompe una lanza a su favor poniendo ante los ojos de los lectores unas estampas diáfanas llenas de verosimilitud sobre la tiranía a la que las mujeres de todas las clases sociales se hallaban sometidas en el medio ambiente de las ciudades y de las aldeas. Ningún otro escritor de su época ha alcanzado un grado tal de conocimiento respecto a los sentimientos femeninos. No se le oculta el más mínimo desasosiego, la más escondida pasión y, al describirla, lo hace con la facilidad que el dominio del idioma le presta y con la que brota de un corazón dispuesto siempre a la compasión por el penar ajeno.


De una manera o de otra la obra mironiana está influida profundamente por el contacto de las mujeres que rodearon su vida. Resalto un hecho muy significativo: cuando Gabriel Miró se traslada a vivir a Madrid para trabajar en el llamado entonces Ministerio de Fomento, la casa en la que habita de la calle Rodríguez San Pedro es compartida con cuatro mujeres: su madre, su esposa y sus dos hijas. Y él se siente profundamente feliz. Muchas veces he pensado en ese ambiente familiar que enmarcaba la vida del escritor: mujeres hermosas, de gran finura, rodeando con amoroso cuido de este escritor. A su alrededor todo sería (y utilizo sus palabras) ‘fragancia, aleteos, tentaciones de mujeres y candores de niña’.

Para llegar a la creación de personajes femeninos como Paulina de ‘El obispo leproso’, Luisa de ‘La paloma rota’, Elena de ‘Niño y grande’, etc., verdaderos prototipos de las virtudes y de los vicios de la mujer, un escritor ha de unir a su talento natural y a la facilidad de su narrativa un profundo conocimiento de la sensibilidad femenina.

El prototipo de estas mujeres es Paulina; con ella crea una imagen que conjunta toda la belleza física y espiritual de la mujer española que, sometida a las rigideces de la religión y a los prejuicios sociales, ha de apagar tales virtudes en aras de una mal entendida moral. La angostura de sentimientos en su entorno no puede, sin embargo, secar la fuente de sus virtudes, pero estas han de manar escondidas que ni los ojos más celosos puedan mirarse en ellas. El entorno social es su cárcel, de la que no quiere ni puede evadirse. Toda amor, da cuanto posee sin solicitar nada a cambio y el esbozo de su amor platónico con un hombre al que niega hasta las miradas, no produce sombra alguna en la delicadeza y la pureza de su alma.

A través de muchas de las figuras femeninas de Miró se repite el ‘leit-motiv’ del adulterio espiritual. Es como el contrapunto de la virtud de la castidad, el aliento del pecado en un alma pura, la pincelada de color en un paisaje de grises.

Algunas de las mujeres mironianas llevan en sí el germen de pecado que, sin embargo, nunca llegan a exteriorizar ante el temor de provocar la injuria de los demás: Beatriz señorial, Loriz lujuriosa, ¡con su propio esposo! (y éste es también un amor que, increíblemente, ofende a los puritanos) ‘La princesita’ que prefiere ahogar su amor juvenil antes dee exponerse al menosprecio de su primo, etc.

Los prejuicios las devoran. Luisa, en ‘La palma rota’ no solo adapta su vida al medio ambiente provinciano que limita sus reacciones, sino que hace suyas las falsedades que sus conciudadanos le presentan. Tiene siete años más que el hombre al que ama, por lo tanto no debe amarle… Prefiere pues la infidelidad de ambos amantes a romper con estúpido prejuicio social.

En sus primeros amores, Antón, el muchachito de ‘Niño y grande’ entremezcla la amada con la madre en un inconsciente complejo de Edipo: ‘Mi vida es forjada en la lumbre suya, en la claridad del cielo, de mi madre y de Elena’; inclusive cuando le llega su primer amor carnal, doña francisca es una matrona añorante del hijo que jamás tuvo.

En el momento de su muerte, Miró accede a recibir a un confesor sólo por no hacer sufrir a su esposa: ‘Si es que ello os ha de causar pena a ti o a nuestras hijas… que venga el hombre’.


Teresa Barbero es escritora


(DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’, Nº 3, MAYO DE 1994, PÁGINAS 42-43)

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(*)Teresa Barbero, nació en Avila. Es maestra y documentalista. Como poeta y narradora tiene una amplia obra publicada y ha conseguido con ello numerosos premios.También ha publicado dos libros de ensayo sobre Gabriel Miró. Entre sus obras principales destacan "Muchacha en el exilio" , "Una manera de vivir" , " El último verano en el espejo" , " Un tiempo irremediablemente falso" , "Gabriel Miró" , " Las figuras femeninas en la obra de Gabriel Miró" , " La larga noche de un aniversario" , " Y no serás juzgado" , " En las manos de Albertina" , "Reencuentro" , "Presencia Ajena" , " El delito secreto" , " Ciudad de ceniza" , " Un lugar en la memoria" , " Al final del laberinto".

Algunos de sus últimos libros publicados son :

La casa deshabitada
Este maravilloso libro de poesía ha sido su última obra publicada. "La casa deshabitada, la casa vacía es como un barco que esta a punto de naufragar en el mar del tiempo.Por eso todo cuanto en ella habita (muebles, libros, discos, cortinas, retratos ,etc.) se aferran a la vida desesperadamente".
Publicado en 1997
En este libró se publicó el poema titulado 'Confesión´

Aún queda la esperanza

Publicada por Ediciones Libertarias/Produfi, "Aún queda la esperanza" recopila las narraciones cortas publicadas (y muchas de ellas premiadas) en revistas y periódicos. Su vocación poética está reflejada en la emotividad de estos relatos.
Publicado en 1996

Al final del laberinto

Esta es la séptima novela de una autora que ha obtenido el Premio Sésamo y el Premio Asturias,además de haber sido finalista del Premio Nadal. Basándose en un hecho real debidamente distorsionado, ampliado e imaginado, pero siempre desde la perspectiva de una latente realidad: el problema de la droga y todo el entramado que alrededor de ella vicia y contamina la convivencia.
Publicado en 1995

Un lugar en la memoria

En "un lugar de la menoría" , finalista del Premio San Juan de la Cruz, habla de las largas ausencias, del amor del desamor, de la amistad y del abandono. Está dedicado "A todos aquellos amigos que ya no están junto a mi".
Publicado en 1995


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