lunes, 22 de enero de 2007

Victor García Hoz: COSAS QUE SE DICEN

COSAS QUE SE DICEN: YO SÓLO CREO LO QUE VEO

Por Víctor García Hoz



A la hora del café unos cuantos amigos charlan de los preparativos que se estaban realizando para las fiestas.



Comento uno la hazaña de un chiquito que, con sus 14 años, entrenándose para carrera ciclista, dejó atrás, en una cuesta arriba, a los demás, todos mayores que él, y llegó al final tan fresco.


Uno de los contertulios dijo:

-Llega tan fresco… ya quisiera haberlo visto. Yo sólo creo lo que veo.

-Pues a mí me parece –replicó otro- que si sólo crees lo que ves poco sabes de la vida.

-¿Por qué dices eso? Tengo bastantes años y he visto muchas cosas.

-No tantas, no tantas. La mayor parte de las cosas que crees saber, las sabes porque te las han contado o las has leído.

-Yo he oído –terció otro- que las cosas importantes en la mayoría de los casos o están muy lejos o se hallan escondidas.

-–argumentó otro más- hasta hay quien dice que justamente lo que no se ve es lo más importante de la vida.

El que dijo creer solo lo que veía, exclamó medio enfadado:

-Pues si que me estáis poniendo bueno. A ver, decidme que cosas son esas tan estupendas y que están escondidas.

-Hombre –dijo uno- empezando por el coche. Lo que se ve en el coche es la carrocería, el tamaño, el color, la amplitud de los asientos y del maletero. En cambio, lo que no se ve es el motor y el sistema eléctrico. Y ya me dirás tú qué es lo más importante.

-Pero bueno –dijo el que no creía- me basta con levantar la tapa, como el capó del coche y veo lo que está encendido.

-Pero no es nada bueno andar con el coche con el capó levantado.

-A mí se me ocurre otro ejemplo –intervino otro- el corazón del hombre. A todos nosotros se nos ve la cara, la estatura, el color del pelo, cómo vestimos, pero no se nos ve el corazón. Y en cuanto a importancia…

-Pero vuelvo a lo mismo –insistió el que no creía- el cuerpo humano se puede abrir, aunque sea en situaciones excepcionales, y entonces el corazón se ve.

-Y yo vuelvo también a lo mismo –dijo el que había hablado del coche- mientras el corazón está a la vista triste vida lleva el que lo tiene; necesita el que se lo vuelvan a encerrar para funcionar en la vida corriente.

Entonces habló uno que antes no había despegado los labios:

-Me parece que andáis por las ramas hablando de lo que está oculto y se puede descubrir. Hay cosas en la vida que no se pueden ver porque no tiene ni tamaño, ni color, ni ocupan espacio porque no son cosas materiales, no tienen cuerpo.

-Hombre –dijo alguien- dinos cuáles son algunas de esas cosas.

-Ahí van unas cuantas –contestó el interpelado- La amistad, ¿existe la amistad? ¿de qué color es? ¿cuánto ocupa? ¿dónde está? El rencor, ¿se puede ver? La honradez, la tacañería, la generosidad, la envidia…

Por unos momentos el silencio se adueñó del grupo. Luego continuó el que estaba hablando:

-Todas esas son cosas que sentimos dentro de nosotros mismos. Están en nuestro interior; pero tampoco podemos decir que se hallen en este sitio o en el otro, como podemos decir que el corazón está en la parte izquierda del pecho, que el cerebro lo tenemos en la cabeza o que fémur se halla en el muslo. No ocupan lugar porque no son cuerpos.

-¿Qué son, entonces?

-Son cosas espirituales, pertenecen al espíritu.

Y volviendo al que había dicho no creer sino lo que veía, le dijo:

-¿No crees que existen esas cosas?, ¿las ves?

Otra vez el silencio.

Algunos dijeron:

-El espíritu… el espíritu –meneando la cabeza.

-No se ven, no tienen cuerpo y, sin embargo, en el espíritu tenemos los hombres las fuerzas más importantes. En el espíritu están los conocimientos, pocos o muchos, que tengamos, está la amistad, está el rencor, están los buenos propósitos, están las intenciones dañinas. Del espíritu sale lo bueno y lo malo de cada uno.

Todos callaron… y se tomaron su sorbo de café.



ESTE DIALOGO DE VICTOR GARCÍA HOZ SE HA TOMADO DE LA REVISTA ‘CAMINAR CONOCIENDO’, Nº 3, PÁGINA 45 DE MAYO DE 1994


Víctor García Hoz (1911-1998), pedagogo español licenciado en la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad central, y primer doctor en pedagogía que hubo en España, entre otras cosas, forma parte del circulo que ha postulado nuevos métodos para llegar a una educación más completa y verdadera. Su personalidad y obra pedagógica adquieren resonancia internacional, reconocido principalmente, como pionero del movimiento renovador que, bajo el concepto de Educación personalizada , se desarrolla a partir de la década de 1960, su permanente tema de estudio, en el que ha dejado una indudable huella al aplicar sus modelos teóricos-prácticos y extender sus experiencias a diferentes ambientes, instituciones y niveles educativos. Es obligado reseñar las aportaciones del profesor García Hoz al uso del método experimental en la solución de problemas educativos, la sistematización realizada de los saberes pedagógicos y el gran número de investigaciones científicas que ha tutelado.


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