martes, 23 de enero de 2007

Germán González de Andrés: REFLEXIONES SOBRE EL TIEMPO



Por Germán González de Andrés(*)



"El tiempo es como la cuarta dimensión del hombre, testimonio de su evolución: espera y experiencia, simultaneidad y sucesos, pasado, presente y futuro"



Sería interesante pensar un poco en este concepto tan citado 'no tengo tiempo', 'me falta tiempo', 'ahora tengo todo el tiempo que quiero', ocupación del tiempo libre, y tan poco definido, quizás porque el devenir del mismo hace tan evidente su definición, que muchas veces queda en una imprecisión o precisión cronológica solamente.


Existe un tiempo astral, existe un cronos celular, existe un tiempo objetivo que el hombre suele medir con el reloj y el almanaque y que crea dependencia. Existe un tiempo biológico, basado en nuestros propios bioritmos (sueeño, actividad física, metabolismo, etc.); existe un tiempo subjetivo, marcado muchas veces por nuestra conciencia, y existe un tiempo histórico y también un tiempo cultural.


Dese siempre, el hombre ha tratado de medir el tiempo y ha conseguido dividirlo, multiplicarlo, definirlo, y también sumarlo, pero en el fondo, el tiempo será únicamente la suma de lo pasado, de lo que está ocurriendo en este momento presente, y de lo que puede ocurrir a partri de este instante, futuro.


Dice la sabiduría popular que del tiempo no debe preocuparnos más que el presente, que el pasado ya no lo podemos modificar y que el futuro ya no está en nuestras manos, que esa sucesión de instantes son al fin y al cabo el tiempo físico que es un contínuo que se proyecta hacia el futuro, huyendo del pasado.


Aunque aparentemenet el tiempo se desliza como un continuun en el hombre, la realidad está constituida por la suma de millones de momentos (fracciones muy pequeñas e indivisibles en el tiempo, según el biólogo K. von Baere) pero estos momentos no son los mismos ni tienen la misma duración en unas especies de animales que en otras y esto es lo que definimos como tiempo físico.


Otra cosa y solo propia del hombre es lo que podríamos llamar tiempo anímico o tiempo interior que puede hacer distorsionar para nosotros esta cuarta dimensión, de manera que estos momentos podemos revisar todo un ciclo de nuestra vida y podemos proyectar la memoria y revivir el pasado o, de alguna manera, proyectarnos hacia el futuro; por ejemplo en nuestras propias vivencias unipersonales o en un caso tan frecuente como el pronóstico de una enfermedad o de la futura evolución de un enfermo. Natuarlmente, este tiempo anímico o interior puede estar distorsionado; recordemos a Jorge Manrique, 'porque a nuestro parece cualquier tiempo pasado fue mejor', o bien cuando pronosticamos a un enfermo de Alzheimer, en que aventuramos un pronóstico basado únicamente en nuestra experiencia o en nuestro bagaje científico.


Es interesante el pensar en el tiempo y sería bueno tener tiempo para sentarse a reflexionar sobre el mismo, lo que parece absolutamente claro es que cuando se ha doblado ya el 'cabo de las tormentas' de los 50, es cuando el hombre es consciente del poco tiempo que le queda, de lo que ha perdido y de la necesidad de emplear adecuadamente el tiempo que la vida, el destino o la providencia, quieran darle todavía.


En la Facultad de Medicina de Valladolid y en el Aula Magna, existía en el artesonado del techo una serie de leyendas, y, de ellas, la qeu más me impresionaba en mi lejana juventud, era una que decía sencillamente: 'ARS LONGA, VITA BREVIS' (El Arte es largo, la Vida breve)


Cuando pasa el tiempo y quiera Dios que todavía podamos disponer de mucho, es cuando se es realmente consciente de la verdad de esta máxima, primer aforismo de Hipócrates.

Las Navas del Marqués (Ávila) Enero de 1994

(*) Germán González de Andrés es médico

REVISTA 'CAMINAR CONOCIENDO' PAG. 44, Nº 3. MAYO DE 1994

No hay comentarios: