jueves, 28 de diciembre de 2006

ALOYSIUS BERTRAND: Mi bisabuelo

MI BISABUELO

Todo en aquella habitación seguía en el mismo estado,
excepto los tapices, que estaban hechos trizas,
y las arañas, que tejían sus telas entre el polvo.



WALTER SCOTT, Woodstock.


Los venerables personajes de la tapicería gótica, movida por el viento, se saludaron unos a otros y mi bisabuelo entró en la habitación. ¡Mi bisabuelo, muerto pronto hará ochenta años!


Ahí, fue ahí, en ese reclinatorio, en donde se arrodilló mi bisabuelo el Consejero, besando con su barba ese amarillo misal, abierto por donde señala esa cinta.


Masculló unas oraciones mientras duró la noche, sin descruzar ni por un momento los brazos de su muceta morada, sin desviar la mirada hacia mí, que soy su descendiente y que me hallaba acostado en su lecho, en su polvorienta cama con dosel.


Y reparé con espanto en que sus ojos estaban vacíos aun cuando pareciera que estaban leyendo; en que sus labios permanecían inmóviles, aunque yo le oyera rezar; en que sus dedos eran sólo huesos, pese a estar cubiertos de piedras preciosas.


Y yo me preguntaba si estaría despierto o dormido, si aquello era efecto de la palidez de la luna o de Lucifer, y si era medianoche o el despuntar del día...



(Tomado de la revista 'Caminar conociendo'. Traducción de Paz DÍEZ-TABOADA)

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