sábado, 27 de junio de 2009

José Mª Amigo Zamorano: Voz y Grito de borracho

La serpiente que se va cuenta con las hojas muertas
para disimular a sus crías de los peligros que los acechan.
Tu, madre, ¿con quién has contado para proteger
al hijo que tanto te quería de la crueldad del mundo?
¡Ay, amigo zamorano, tu único bastón de apoyo se quebró!
Cuando necesites de sostén recurrirás a hermanos
que cerrarán oídos al golpeteo de la aldaba en sus puertas.
Solo Ku (*) tendrá sus sentidos vigilantes y te franqueará el paso.
Entonces, eh, ¿la verás?... ¿volverás a ver la que está muerta?...
Lo cierto es que ya no tendrás jardinera que cuide las flores,
ni compañera que ande junto a ti camino del mercado,
ni maestra particular que te tome las lecciones de la escuela,
o indagadora que pregunte ansiosa por cuestiones de la vida,
e irás solo al pilón para darle de beber agua a los ganados.
¡Oh Ku! ¡Oh muerte! ¡Oh Ku! ¡Oh muerte! ¡Oh Ku! ¡Oh muerte!


La serpiente que se va cuenta con las hojas muertas
para disimular a sus crías de los peligros que los acechan.
Tu cuentas con hijos y con años para cuando te sorprenda Ku.
No cuentes contigo porque la muerte no previene a nadie.
Si tienes bienes, aunque sean pocos, ¿porque no los usas, pues?
Contéstame, ¿donde estás ahora no es, en realidad, una granja,
antesala de la muerte, con provisiones para el bien vivir?
Aunque no respondas sabemos que la vida es eso: primer paso
preparatorio para el momento azaroso de penetrar en El Vacío,
lugar colmado de recuerdos o tristes o placenteros de los vivos.
La Nada, El Vacío es la cama, el país, la morada de los idos.
Único y mismo para todos. Allí el Bien y el Mal son pagados.


¡Padres! ¡Cerradme la puerta de esa casa! ¡Esperadme aun!
Y tu, Ku, no abras la puerta porque no estoy aun preparado.
¡El país de los muertos! ¡La Nada! ¡El Vacío!, ¿cómo es ese país?
Lo ignoro. Mi padre y mi madre no han vuelto para decírmelo.
Ante la incógnita de esa mansión llamada El Vacío o La Nada
las gentes se resisten a abandonar sin mas esta granja terrenal
y lloran desconsoladamente por los seres queridos que se van.


Y yo, recogidos todos los lamentos

y todas las lágrimas del mundo,

coloco botella de vino en mesa

ante mi humana pesadumbre,

alargo la mano aprisionándola,

acerco la boca de la botella

a mis labios temblorosos

y musitando alegremente

ante una muerte inevitable

recuerdo al vate Khayyam:


-Hijos, la serpiente contará con muchas hojas muertas;

yo, con mi Voz y con mi Grito de borracho:
¡Que me quiten lo bailao!


*

(Texto compuesto a partir del poema anónimo africano número 91 titulado 'Oda a la muerte', páginas 144-145 del tomo I de la antología de Rogelio Martínez Furé 'Poesía Anónima Africana')

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(*) KU: La Muerte

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